Comentario para el seminario de textos políticos

 Por: Carolina Hernández

​Este trabajo es un comentario que surgió en las discusiones sobre los textos políticos en la NEL Maracaibo, especialmente las reflexiones surgidas a partir del texto “Teoría de Turín acerca del sujeto de la Escuela” de Jacques Alain Miller.En Turín, Miller propuso una teoría: la Escuela es un sujeto, es un sujeto interpretable analíticamente. Sostuvo que la vida de la Escuela está hecha para ser interpretada y extrajo los efectos de este “subjetivar” la escuela.

​En este discurso, Miller indicó de qué manera Lacan adjudicó el significante SAMCDA (Sociedad de asistencia mutua contra el discurso analítico) a la IPA para interpretarla, para remitirla al deseo de Freud y al alejamiento de este deseo que ocurre en la asociación internacional de psicoanálisis. Porque Lacan tenía allí un buen ejemplo de lo que puede suceder con una Escuela que no se subjetiviza, que no se interpreta y que es llevada a un concepto de grupo o de comunidad.

​En la actualidad, los miembros de la IPA se encuentran sumamente afectados por lo que ellos llaman “la crisis del psicoanálisis”. Oróstegui y otros, en un apartado titulado “problemas y vicisitudes del psicoanálisis” del año 2008, mencionan cuatro grandes problemas que enfrentan en la IPA: “1.la identidad del analista en formación, 2.dificultades en el proceso de supervisión y análisis didáctico, 3.captación de pacientes para psicoanálisis y 4.promoción y difusión del psicoanálisis”.

Según ellos mencionan, estos problemas ocupan un enorme número de trabajos y concluyen después de una larga revisión que “fue sorprendente encontrar gran cantidad de escritos al respecto, fuentes de todas latitudes, candidatos y psicoanalistas cuestionándose sobre el futuro del psicoanálisis y su enseñanza”.

​Esto sucede porque ha venido dándose el hecho de que los analistas en formación: se identifican de manera especular e imaginaria a la persona del analista para lograr ser nominados, no consiguen pacientes que quieran acudir a cuatro sesiones semanales de cincuenta minutos el tiempo suficiente para llevar a supervisión el caso y graduarse, cada día son menos los pacientes que acuden al psicoanalista de la IPA y, en lugar de barrar esta asociación y dar con sus inconsistencias, en la IPA escogen hacer intocable el todo, buscando solucionar este impasse haciendo promoción y difusión de la práctica psicoanalítica tal y como ellos la plantean, intentando por la misma vía fallida como la neurosis.

​Son muy interesantes las apreciaciones que allí se realizan respecto de la identidad del analista o sobre el uso de la transferencia. Por ejemplo, la asociación mexicana de psicoanálisis plantea que “el desarrollo de la identidad psicoanalítica es un concepto complejo en cuya génesis intervienen numerosos determinantes, que incluyen: El proceso a través del cual un candidato incorpora partes de su analista, introyecta la función analítica; esto hace que el análisis personal pueda continuar por el resto de la vida del analizando como una operación autónoma y cuasiautomatizada, ahora ya sin la presencia física del analista…”. Lo que significa que en lugar de llevar un análisis hasta sus últimas consecuencias y hacer pasar de esa experiencia algo que vaya de lo privado a lo público, hacen análisis didácticos de cinco años en los que dan por hecho que pueden prescindir de la posición del analista y de la transferencia.

​Es impresionante cómo en un trabajo sobre los problemas del psicoanálisis una psicoanalista de la IPA comenta cómo después de “operativizar la contratransferencia como respuesta a la transferencia del

paciente”, disminuyó considerablemente el número de pacientes que veía y esto afectó de manera importante su trabajo, pasó de ver 30 pacientes diarios, a un máximo de 10. Según sus propias palabras, “unos empiezan análisis, pero encuentro que algunos de ellos no son analizables; otros dejan el tratamiento por temor a depender demasiado de mí”.

​Al parecer, en la IPA sigue estando vigente el significante SAMCDA acuñado por Lacan y este es el nombre de su crisis. En el sentido de que sus problemas o vicisitudes, lejos de llevarles a interrogarse sobre su práctica ocasionan más bien el empuje a que la época se adecúe a sus estándares. Siendo que, en lugar de preguntarse ¿por qué no acuden los pacientes o no se sostienen en la cura?, o ¿qué sucede con el Ideal de analista en la Escuela, si no habría que revisar el concepto?, prefieren hacer promoción y difusión para así nunca interrogarse sobre su forma de hacer psicoanálisis.

​Ahora bien, ¿de qué forma esto resulta útil al psicoanálisis lacaniano? Es tan sólo una muestra de la importancia que tiene la política lacaniana, que no se trata de la política en el sentido de la acumulación de poder o prestigio entre los pares, sino del lazo que cada analista en su soledad tenga con su escuela y con el partenaire psicoanálisis. De cómo el deseo de cada uno se sostenga en relación a la Escuela depende en buena parte, la prosecución del discurso analítico a lo largo de las épocas.

​Podemos figurarnos qué sucedería en la IPA si Bassols les recordara su pregunta fundamental “¿cómo hacer de nuestros impasses las boyas de nuestra ruta?”, para así reconocer que es en la inclusión del síntoma y su saber hacer como se puede llevar adelante una escuela. Pero allá, la excomunión de Lacan da cuenta de que negar, excluir el síntoma por entenderlo en términos de disfuncionamiento, lejos de extinguirlo lo hace volver con la mayor insistencia y lo fortalece.

​Fue Laurent, quien acuñó los principios rectores del acto psicoanalítico para indicar que en la Escuela fundada por Lacan no hay estándares pero sí principios que rigen al psicoanálisis. En una escuela que se sostiene incluyendo lo que le hace agujero, para poder ex – sistir.

​Hay líneas precisas que Miller propone en su teoría de Turín, que serían suficientes para guiar el trabajo de la Escuela que Lacan llamaba suya, la nuestra:

​Interpretar siempre la escuela como sujeto, reenviando a cada uno a su propia soledad. Haciendo una colectividad que sabe lo que es la soledad subjetiva. Sin excepciones que sostengan al menos uno en su excepción, sino más bien con una serie de excepciones al modo del sinthome, no parangonables unas a otras, excepciones que hagan valer la singularidad de cada uno en la Escuela. Donde sus miembros están del lado del no-todo, lo que hace existir en el movimiento lacaniano una dispersión necesaria para provocar el trabajo.

​Es trabajo de cada uno ser miembro de la Escuela en la soledad del propio sinthome haciendo lazo con ella, trabajando desde lo que nos hace pregunta sin perder la transferencia del trabajo común, manteniendo la postura ética de preservar en primer lugar la relación al psicoanálisis mismo y enlazando esa satisfacción íntima que hay en cada quien, pero abierta y disponible como podemos ver en los AE. Formando parte de una Escuela que, como bien decía Miller, preserva su inconsistencia como su bien más preciado.

​Claramente lo describe Anna Aromí en uno de sus testimonios de pase: “El significante ‘amigo’ tomó entonces un relieve distinto. ‘Amigo’ apareció entonces como una expresión del Otro tachado: un no-todo amigo, un no-amigo para todo. El goce y la amistad no hacen proporción. Así aprendí que se es amigo por compartir algún punto que se puede hacer entre varios, se le puede llamar transferencia de trabajo por ejemplo. Eso está en la base de una escuela en tanto se comparte la defensa del psicoanálisis. El problema es que el real del goce no es de varios, es del Uno. Y ahí no hay amistades que valgan, cada uno está solo. Quizá por eso el intento de la Escuela Una, como apuesta de reunión de esas soledades frente al real”.

Fotografía: Exposición André Masson, Grand Palais, 1977.

El Sinthome: de lo imposible de soportar al soporte de la existencia 


Por: Carolina Hernández

En la clase XX de “Sutilezas Analíticas” Miller señaló que el goce en sus raíces, se hunde en la abyección, presentando de esta manera un aspecto vergonzoso y perturbador del goce. Indicando además, que lo relacionado con el goce toma siempre en la experiencia de una cura analítica el matiz de la confesión, puesto que el analizante se expresa testimoniando de la repulsión que acompaña pero a la vez es “inseparable de la atracción invencible” en relación al goce.En este texto, el mismo autor hace alusión a la forma en la que en las perversiones encontramos cómo el goce ocupa la vida entera, no está localizado en el fantasma al modo de la neurosis y el perverso hace una filosofía tomando como certeza, como bandera, su modo de gozar, pretendiendo publicar y difundir a otros este modo como el bueno y haciendo de ello una forma de existencia. Así en la perversión, encontramos una atracción invencible hacia el goce pero no la repulsión que le acompaña.
Es en las neurosis en donde (para hacer uso del título de las jornadas) se consigue ese encuentro con algo “imposible de soportar”, que cae invariablemente bajo el desmentido, la negación y se torna opaco. Construyéndose sobre ello una ficción en la que lo simbólico funciona como un velo de lo que causa, que se inscribe en ese acontecimiento contingente que representa el encuentro con el propio goce.

Sin duda, el título de este seminario hace alusión a aquel elemento de lo real señalado por Lacan que es lo imposible, sin embargo, a lo largo de su última enseñanza Miller ha hecho un énfasis constante en ese aspecto de lo real que es lo contingente. Y es justamente esa contingencia, unida a la imposibilidad, la que constituye el elemento fundamental de la existencia. Un aspecto esencial que se pretende velar pero al mismo tiempo da existencia y vivifica, e incluso como Lacan planteó en el seminario XXIII “da consistencia” al cuerpo. Aunque el sujeto, me refiero al sujeto del inconsciente, no se reconoce en ello, este goce opaco y contingente lo pilotea, lo comanda, y su ser mismo se construyó como defensa de esto.

En la presentación del tema del X Congreso de la AMP, en su discurso “El inconsciente y el cuerpo hablante”, encontramos que Miller incluyó una palabra nueva que pondrá junto a “sinthome”, será “escabel”, haciendo alusión al escabel como peldaño, escalera. Planteó un recorrido de este término indicando al principio que, quien fomenta el escabel es el parletre en su lado de goce de la palabra, del lado del goce que incluye el sentido, mientras que el goce propio del sinthome excluye el sentido. Por lo tanto el escabel y el sinthome están en lugares opuestos, el sentido y el sin sentido respectivamente.

Mas sin embargo, dando un paso hacia adelante en su enseñanza, Miller se pregunta “hacer de su sinthome su escabel, ¿no se trata de eso precisamente en el pase, donde se vale uno de su sinthome y de su goce opaco? Analizarse es trabajar en la castración del escabel para revelar el goce opaco del síntoma. Pero hacer el pase es valerse del síntoma, limpiado de este modo, para hacerse con él un escabel…”. Entonces, supongo que en la experiencia analítica se trata de saber hacer con ese goce condensado en el fantasma, que hasta cierto punto había sido insoportable y abyecto, para hacerse con él un escabel, un soporte, un peldaño sobre el cual colocarse y así producir un nuevo modo de existir. Un modo, que a la vez que es nuevo, incluya esa forma de satisfacción que ha comandado al sujeto a lo largo de toda su vida. Los testimonios de los AE son un buen ejemplo de este pasaje del goce desde lo imposible de soportar al soporte de la existencia, podría señalar por lo menos dos en los que este paso se evidencia claramente: En el testimonio de Tarrab, Es posible ubicar en primer lugar cómo la escena insoportable en la que se ha producido algo de lo sexual y la enunciación del Otro al afirmar ante su desvanecimiento “es un soplo al corazón” fungió como el acontecimiento contingente que dio paso, en un segundo lugar, a un modo de gozar condensado en la fórmula fantasmática “ser el alentador del Otro”, que incluye el soplo como forma de satisfacción pero desmentido en un lazo con un partenaire desalentado. Además, en el testimonio de Salamone, en el que, primeramente, la escena contingente que incluyó un real imposible de soportar fue la caída de la trapecista en el circo en la que la enunciación del Otro fue “tiene sed” que dio lugar, en un segundo momento, a una fórmula fantasmática de “morir ahogado ante los ojos del Otro”.

Sin embargo, ha sido evidente cómo, por efecto del análisis, ha surgido una letra que al mismo tiempo que señala ese goce opaco, que lo indica, no pretende explicarlo ni decir nada sobre él que lejos de atraparlo haga perderse en el sentido, son letras singulares que únicamente circunscriben aquello que hasta ese momento se encontraba desmentido y que en estos casos se nombra “soplo” y “sed” respectivamente. Es así como puede verse que el sinthome funcionó como un escabel, como un soporte a partir del cual se pudo construir una nueva ficción de un testimonio que incluye algo de eso real insoportable que estaba desde el inicio del análisis.

Esa ficción es evidenciable en la escuela, entonces podemos apreciar cómo Tarrab, lejos de ser el alentador del Otro, ahora coloca su soplo de aliento sobre la Escuela más allá del fantasma. O Salamone en lugar de “empacharse”, mantiene abierta su sed de saber y causa el deseo de otros por el psicoanálisis a través de la satisfacción que lo comanda. Estos AE han sabido hacer de su modo de goce opaco, de esa satisfacción perturbadora, una nueva forma de lazo, un escabel de su existencia. Encontrándose en estos testimonios un nuevo lazo con el otro que no obtura el vacío, que no apuesta a ninguna completud ni posición fálica. Por el contrario, pareciera que esta manera de saber hacer con el goce, hace una nueva relación al deseo y causa en ellos un lazo diferente a la Escuela.

Este pasaje cuya trayectoria va de lo imposible de soportar al soporte de la existencia tiene implicaciones clínicas importantes puesto que la función de un analista sería la de apuntar desde el inicio a esta forma de satisfacción que, si bien en los inicios de la cura tendrá una connotación vergonzosa y perturbadora, al final del análisis constituirá la brújula que permitirá el acceso a otro modo de lazo a la escuela y al mundo. Para ello tendría que ser una analista como señaló Anna Aromí en su reciente testimonio sin “aspiraciones a la normalidad”, por el contrario, apartado de la idea del todo y trabajando para apuntar a lo singularísimo del sinthome de cada uno.   Es Naparstek quien mencionaba cómo las pasadoras le preguntaban: “¿de qué modo la caída de las identificaciones y el atravesamiento del fantasma cambió su relación al partenaire?”, supongo que en la época actual habría que incluir una pregunta respecto a: ¿de qué forma se ha servido usted de su goce opaco descubierto en el análisis para enlazarse de otro modo a la Escuela y al mundo?, o ¿cómo ha podido hacer de su sinthome el soporte de su existencia, el peldaño en el que se ubica en la vida?

Estas interrogaciones me hacen resonancia incluso en relación a la Escuela, al respecto Bassols, en su discurso de presidente entrante de la AMP; se preguntaba sobre el lazo de cada analista con la Escuela: “¿cómo hacer de nuestros impasses las boyas de nuestra ruta?”, me pregunto ¿cómo hacer de aquello imposible de soportar la brújula nuestro trabajo?, o como el mismo autor mencionaba recientemente en una entrevista a propósito del tema “crisis”, ¿cómo coser el agujero sin poner sobre él un zurcido que tape sino coserlo bordeándolo, haciendo el espacio para que pase un botón, creando un ojal?

Fue el propio Lacan quien en el seminario XXIII hacía referencia al agujero de lo real y dijo: “para expresarlo en términos de este famoso nudo borromeo del que me fío, digamos que descansa enteramente en la equivalencia de una recta infinita con un círculo”, puesto que al final de un análisis, aquello que había estado circunscrito como un agujero imposible de soportar debería quedar abierto, liberado alrededor de una recta infinita que no consiga límites en la repetición sino que se produzca cada vez de un modo renovado en la iteración del goce y del deseo.

Arte: Véronique Paquereau

A propósito de lo imposible de soportar 


Por: Yndira Parra

Tema de las últimas jornadas de la Nueva Escuela Lacaniana de Caracas, apropiado para el lugar y la época que vivimos, dan origen a estas reflexiones. Por un lado desde hace mucho tiempo en este país resulta insoportable convivir con opiniones diversas, ninguno de los dos bandos políticos existentes son capaces de tolerar, sobrellevar, tanto al ideal del Otro y al otro como igual, ciudadanos de una misma nación, dan paso al reinado de la intolerancia a la diferencia. Por otro lado las dificultades del día a día son comunes para todos los habitantes de este hermoso país, desde lo más simple como la compra de alimentos básicos, un repuesto para el automóvil, hasta lidiar con una enfermedad crónica, la inseguridad o la despedida de un ser querido que se marcha en busca de nuevos horizontes, como una solución particular ante la crisis.

Situaciones cotidianas convertidas en un insoportable común, ante las cuales cada quién responde desde los recursos que posee, dando lugar a la invención en cada uno. Lo imposible de soportar es la orden del día, haciendo surgir la variedad de síntomas como personas, la angustia más presente que nunca, conecta a cada sujeto con su propia historia, tejida sobre “Un real”, con el que ha tenido que lidiar, renovando traumas, donde el recurso imaginario-simbólico se vuelve insuficiente, produciendo una fractura en el sujeto, incluso la ruptura de una sociedad donde lo “imposible de soportar” se ha vuelto una constante que hace tambalear al ser.​

Una paciente de 64 años, retirada laboralmente y dedicada al hogar llega a la consulta manifestando depresión y angustia generalizada, sin poder conciliar el sueño, ni pasar casi alimentos, perdiendo peso paulatinamente. En el transcurso de largas sesiones que le permiten desplegarse y aliviarse mediante la palabra, “Apenas se empieza a hablar, se le da sentido a las palabras” suelta una frase: “ante tanta escasez de alimentos, que le voy a dar a mis hijos y nietos, vamos a morir de hambre”, puntualizo esta parte de la frase: “vamos a morir de hambre”.

Luego de lágrimas y un largo silencio comienza a hablar de una infancia dura, difícil, acercándose a un real propio donde literalmente “pasó hambre”, “lo real vuelve siempre al mismo lugar.” Precisando entre lágrimas, una escena en particular, desarrollada durante las fiestas navideñas, se fue a dormir sin comer, esperando el preciado regalo del niño Jesús y al levantarse se encuentra y se conforma con un paquete de galletas. Dice “No podía hacer nada, era solo una niña, no trabajaba”. Igual que para el momento de la consulta, estaba dedicada al hogar y retirada del trabajo que había sido la fuente de su progreso; se encuentra en una encrucijada, donde siente que no es mucho lo que puede hacer ante la situación alimentaria del país, “me siento amarrada de pies y manos”. Respondiendo como la niña que una vez se enfrentó a situaciones donde el alimento era escaso, refiriéndose a “su real”, es decir, lo real tal como lo define Lacan, lo real en la medida en que condiciona la realidad, apuntando a establecer la asociación entre ambas épocas y ante lo cual, le pregunto por su edad actual y al responder, le digo: “Ya no es una niña”. Intervención que produce que la analizante comience a construir un nuevo modo de hacer con la problemática planteada, volviendo de nuevo a trabajar, precisamente en un supermercado, donde parte del alimento está garantizado, lo cual le permite superar la depresión y calmar la angustia.

Mediante la invención singular, logra hacer un soporte de lo imposible, “crear un puente desde lo imaginario”, desde su impotencia, como menciona Clara Holguín durante las jornadas inicialmente mencionadas; igualmente, Holguín señala: “solo existe el trauma retroactivamente”, en este caso vemos como lo insoportable con lo que se tropieza en la actualidad, “la escasez de alimentos” y la pérdida del soporte que la sostuvo por mucho tiempo “trabajar”, se ponen en relación con su real primario, “lo real sin leyes, es decir, un real desunido de lo simbólico, y de lo cual se puede decir que lo supera.” Dan origen al síntoma depresivo y la angustia, de allí parte que la respuesta de cada uno es diferente ante una misma situación aparentemente insoportable.

Hacer un nuevo uso de los significantes que nos conforman, que permitan cercar de alguna manera el agujero en cada uno, aportando al mismo tiempo hilos que tejan un nuevo orden tanto para el sujeto como en lo social, facilitando la construcción de puentes entre sus habitantes, que permitan nuevos modos de encuentros que incluyan algo del amor. Ante lo imposible, tenemos mucho por hacer como sujeto y como sociedad; por tanto es pertinente preguntarnos ¿Qué nos resulta imposible de soportar en la situación actual del país y como respondemos ante eso? Como un Intento de definir la responsabilidad que corresponda y contribuir al mismo tiempo desde lo que cada uno si tiene. Entonces ¿Lo imposible de soportar que se presenta en lo actual se pone en contacto con ese real que no cesa de no escribirse?

Arte: Ferney Shambo «La hora gris»

Anudamientos de la imagen, cuerpo y lenguaje durante la adolescencia…


Por: Yndira Parra

El adolescente se enfrenta a la pérdida de un lugar y de vínculos establecidos, se des-identifica del niño ordenado bajo las normas familiares, sin poder aún denominarse como adulto, mujer u hombre, un sin lugar que lo deja en una encrucijada propensa al malentendido, recorre una vía que le resulta insoportable por su propia rebeldía simbólica, como lo señala Philips Lacadée, “es una elección inconsciente de no articularse más a la lengua del Otro” palabras vacías que repiten sin cesar “Yo no sé”, “normal”, de las cuales se vuelve eco, adormeciendo su propia voluntad. Para Lacan “Nos encontramos con el real bajo la forma de lo imposible de decir”, este encuentro con ese real que irrumpe en relación al cuerpo, que les resulta extraño, ajeno en forma y emergencias de goce, donde no puede reconocerse. Escuchamos en la clínica con adolescentes frases como: “Estoy atrapada en mi propio cuerpo, no puedo moverme, hacer por lo que quiero en la vida”, “Hay algo encerrado en mí que no dejo salir y me deja sin decidir”. “Este lugar del inconsciente puede conducir al sujeto al exilio interior frente al sentimiento de vergüenza y pudor” nos plantea Lacadée, un aislamiento del lazo con el Otro, pero también de sí mismos. Esta dificultad con el lugar, el discurso y consigo mismo, llega en algunos casos incluso al mutismo.

Lo real está en suspenso. Reina la incertidumbre en el adolescente, es culpable de abandonarse al goce masoquista que ha experimentado, sufrido, incluso que ha obtenido… hay una pendiente en el niño que lo empuja a hacerse objeto caído del Otro. Para Lacan el niño no es inocente. Así lo explica un fragmento del poema de Rimbaud, titulado vagabundo y del cual se sirve Lacadée en su obra “el despertar y el exilio”: ¡Lamentablemente hermano! “¡Cuántas veladas atroces le debo! Yo no asumía fervientemente esta empresa. Yo me había burlado de su invalidez. Por mi culpa volveríamos al exilio, a la esclavitud. Me atribuía malas rachas y una inocencia muy extrañas, y añadía razones inquietantes.”


Lejos de quedarnos en la culpa, el psicoanálisis, dice Lacan, se ocupa de lo que no va, y por ello se ocupa de lo que denomina real, el adolescente en lugar de escuchar en lo simbólico, lo vive en lo real, por tanto, procurar captar el lenguaje particular del adolescente que de paso al establecimiento de vínculos, fomentando al mismo tiempo un espacio que dé lugar a la traducción de ese real presente en cada adolescente, que permita “el acceso al significante viviente”. El Otro para el niño, es ante todo un significante vivo, el encuentro con el Otro puede ser traumático o pacificante”. El lenguaje como instrumento humanizador y reconstructor de un nuevo orden simbólico, para Lacan “La simbolización es una condición de existencia,” promueve el acceso a la diferencia que encausa el poder asumirse en la responsabilidad de producir un nuevo modo de funcionamiento, un saber hacer con ese real. En este sentido, el analista anima el movimiento por la vía del surgimiento del escabel como anudamiento entre imagen, lenguaje y cuerpo.

Así nos muestra J.A Miller, quién propone un paralelo entre sinthome y escabel “¿Quién fomenta el escabel? El parletre, en su lado de goce la palabra. Es ese goce de la palabra el que da a luz a los grandes ideales del Bien, de lo Verdadero y de lo Bello. El sinthome, en cambio, como síntoma del parletre, depende por su parte del cuerpo del parletre. El síntoma surge de la marca que excava la palabra, cuando adquiere el giro del decir y produce acontecimiento en el cuerpo. El escabel está del lado del goce de la palabra que incluye el sentido. Por el contrario el goce propio del sinthome excluye el sentido.”. Tiempo del cuerpo que sube a la escena de la “verdadera vida,” lejos de terrenos conocidos, algunos despiertan enganchándose a la música, la poesía, y las bellas arte, etc. Como modo de inscripción de su propia singularidad. Definitivamente un tiempo de creación, de innovación.


Ilustraciones: David M. Buisán

La Galería Nacional de Arte Moderno de Roma crea un concurso de “selfies” entre adolescentes para difundir su colección. ​